El pili-pili es un pimiento originario del continente africano, cuyo color es rojo oscuro y su sabor es de elevado picor; este producto ha comenzado a gustar mucho a los europeos, lo que es de llamar la atención pues son gente que a lo largo de la historia se había caracterizado por no ingerir comida muy condimentada, pero debido a la explosión de los movimientos demográficos ahora es muy común que las distintas cocinas del mundo se comiencen a mezclar.

Lo interesante aquí es que este producto se comienza a posicionar como una excelente oportunidad para los productores mexicanos. Lo que ocurre es que los europeos importan pili-pili de naciones como Ruanda, Angola y Malawi, pero como son regiones donde existen conflictos armados, muchas veces la producción se ve interrumpida. Además, México cuenta con regiones que tienen las características idóneas para cultivar este producto.
También hay que mencionar que cada vez son más los restaurantes de comidas thai, china e indú que existen en el país, y en estos establecimientos han comenzado a consumir cada vez más el pili-pili; lo cual es algo semejante a lo que ocurre con la comida turca, que se ha expandido por Europa con gran rapidez, la cual es conocida como kebab, o en México como tacos árabes.

A semejanza del chile habanero, el pili-pili es un cultivo anual, pero que con determinados cuidados puede trabajarse como un cultivo perenne, pues hay plantas que pueden producir hasta 8 años seguidos sin disminuir la calidad de sus productos.
De momento lo que está frenando la expansión agrocomercial de México es la falta de visión de las personas encargadas de buscar nuevas oportunidades de mercado, pues de momento se ha desaprovechado la variedad de climas existentes en el país, donde se podrían cultivar muchísimos más productos, algunos de los cuales gozan de altos precios en otros países, quienes están ávidos de consumir.