Recuerdos de la Sierra Negra de Puebla

Sierra Negra de Puebla
La región se caracteriza por ser topográficamente agreste con vegetación abundante (selva baja); no obstante, bajo estas circunstancias tenía que salir a efectuar capacitación a campesinos de localidades muy alejadas, por ejemplo: la localidad más lejana era “Tepepa Bandera (Tepetl=cerro) ” a la que para llegar se tenía que hacer una caminata de tres horas y media siguiendo “veredas empinadas que suben, bajan y rodean cerros».
Con sus excepciones, la mayoría viven en pequeñas “casas con diseño a dos aguas”, con paredes de adobe, madera o lámina, el piso de tierra, techo de lámina de cartón o lámina; no cuentan con drenaje por lo que sus baños son letrinas en el mejor de los casos, ellos guisan sus alimentos con leña, su “estufa” consiste en colocar tres piedras en los que se sostiene el “comal”, sin salida de humo, esto es particularmente preocupante debido a la constante inhalación de humo que sufren principalmente las señoras y sus hijas. El acceso al agua es difícil, cada familia utiliza mangueras que se conectan sucesivamente para “traer” el agua de algún nacimiento a distancias lejanas. Los alimentos básicos son: frijoles, tortillas, huevo, chile y quelites. Las comidas son muy repetitivas por lo que aquí realmente aplica el concepto de “cultivo básico”. Una comida “especial” e inclusive cuando hay alguna fiesta o un visitante al que el anfitrión quiere mostrar gratitud ocomplacer es un “caldo de pollo”.

En años recientes, con el boom del modelo neoliberal en México se tuvo un acceso más fácil a las mercancías y esto impacto de manera positiva su forma de vida en ciertos aspectos, ya que ahora se puede tener acceso a “carreteras”, medicinas, educación y materiales (para el techo de su vivienda, “manguera” y “recipientes”), principalmente. Por supuesto esto trajo en consecuencia cambios drásticos en su manera de vida: entrada de productos alimenticios a bajos precios que desestabilizaron los mercados locales y regionales, al disminuir el precio de sus productos tuvieron que cambiar su modelo productivo por uno más “competitivo”, esto fue: en lugar de ocupar mano de obra para efectuar el deshierbe ahora compraban herbicidas, gradualmente hubo desocupación, venta de sus tierras y migración a las ciudades donde hoy probablemente se les pueda observar como comerciantes informales, obreros, limpiando parabrisas en los semáforos, e inclusive como mendigos.
Pero “antes”, los abuelos de las personas que conocí sí tenían que levantarse para acarrear agua a algún río cercano con botes o cubetas que dicho sea de paso eran dificilísimas de conseguir y eran cuidadas y valoradas superlativamente, esta labor correspodía a las mujeres e hijos. Ellos también utilizaban palmas o pastos y conocían la forma de tejerlas para construir los techos de sus viviendas. Los naturaleza proveía de «trastes» para transportar agua (bules). Fabricaban su propio jabón con grasa de cerdo y sosa caustica. Y cuentan los abuelos que se daba todos los cultivos sin necesidad de fertilizantes, «yerbicidas», no había plagas de importancia y la «tierra era muy buena, negra y olorosa». ¡Ohh, que nostalgia!

Las personas son muy amables y aún conservan el idioma nahuatl, los señores salen al campo “rayando el sol” a caminar hacia sus “milpas o cafetales” a efectuar alguna labor que haga falta (talar algún árbol, recoger leña, recolectar quelites, deshierbar, fumigar, cosechar, cazar). Mientras que las señoras madrugan igualmente para servir el café al esposo, preparar el nixtamal para las tortillas, “echar tortillas”, dar de comer a los hijos para que se vayan a la escuela, lavar trastes, el aseo de la casa, lavar ropa, etc etc etc. Al final de la jornada las charlas son «interesantes teniendo como fondo los sonidos de la selva».
Como se pueda notar es una vida difícil y física. Debo mencionar que bajo estas circunstancias la vida es más errática, con un peligro implícito y en el subconsciente “no las tienes todas contigo”.
He aquí un texto con el que se puede echar un vistazo a nuestras raíces y un innegable viaje al pasado ya que considero que la vida rural nos remonta en el tiempo por lo menos un par de décadas con respecto a la vida ajetreada de la actualidad y si somos observadores y sabemos escuchar a los abuelos nos remontará muchos años mas.
En ocasiones me pregunto ¿cómo el país puede permitir esta desigualdad? ¿Qué están haciendo nuestros políticos y funcionarios, las personas que dan rumbo a este país? ¿Puede una persona ser tan insensible a las necesidades de los niños y personas de las comunidades rurales?
La respuesta es compleja y seguramente afirmativa ya que no es un problema nuevo y existe, por lo que directa e indirectamente todos como sociedad somos responsables. Muy probablemente en primera instancia hay muchas personas que no son conscientes de esta situación.., e aquí mi contribución con un relato de «primera mano» para difundir la pobreza existente en el siglo XXI de nuestro México y conocer la forma de vida rural.

Texto e imágenes: Sanchez Ramirez, H. A. Publicado en www.fitochapingo.com
 

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